Acto 3
La caravana salió lentamente y sin más dilación de la ciudad.
-Ah, mira, ahí está la estrella. ¡Vamos! – guió Baltasar.
Y así, poco a poco, los Tres Reyes Magos se dirigieron hacia el Oeste, hasta que llegaron a las fronteras de su reino.
La Policía de Aduanas del Estado vecino les preguntó si tenían algo que declarar y les registró a fondo. Al no encontrar nada sospechoso, ya que casualmente el oro, el incienso y la mirra no estaban grabados con impuestos, les dejaron marchar.
Pero cuando ya se iban, apareció un miembro de la CNT(p) (Confederación Nacional del Trabajo de Pajes) protestando por las condiciones de semiesclavitud en las que trabajaban los pajes reales. Estos se informaron bien del movimiento, para lo cual necesitaron 33 segundos exactamente y decidieron abandonar a los Reyes Magos, no sin antes embargarles todas sus pertenencias como compensación por el mal pago recibido desde que se pusieron a su servicio.