Tres Reyes Magos vienen de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar
Todos creemos conocer esta historia, pero en Quéfeo! por primera vez recrearemos los verdaderos acontecimientos que ocurrieron durante aquellos días hace tanto tiempo.
Nos pondremos en la piel de Sus Majestades y decidiremos lo que creamos mejor para el transcurso de la historia… o para nuestros Tres Reyes Magos favoritos.
Hola a todos y bienvenidos de nuevo, merodeadores de lo absurdo, adictos a la sorpresa y amantes de los posts mal escritos.
Hoy, tal y como reza el título, he venido a hablar de personas que adquirieron notable importancia pese a su cara de mierda. A partir de ahora, cuando te levantes y te mires al espejo, en lugar de pensar «dónde voy con esta cara», te encontrarás susurrándole a tu reflejo cosas tan bonitas como «yo podría ser emperador de Roma».
Y lo que vamos a ahorrar en libros de autoayuda… ¡claro que sí!
Sin más preámbulos, comenzamos con nuestro ránking de feos históricos, con ustedes, sus eminencias: nuestra selección de 4grandes feos de la historia.
#4 Blas de Lezo
Si Blas de Lezo está en este ránking, amigos míos, es porque hemos creído conveniente empezar con una discusión filosófica: ¿el feo nace o se hace?
Entendemos que algunos de vosotros podáis tener las típicas dudas: «lo mismo no soy lo suficientemente feo», «no sé si valgo para esto», «lo he intentado pero no acabo de conseguir ser feo del todo»… Son algunos de los mensajes que recibimos de forma recurrente.
Para mostraros que el feo no necesariamente necesita nacer con unos determinados atributos, os hemos traído a Blas de Lezo, un Feo que se forjó a sí mismo.
Nació sano, guapo y fuerte, pero se marcó un ambicioso objetivo y como medio para lograrlo decidió apuntarse a la Armada.
En 1704, durante la Guerra de Sucesión tras la muerte de Carlos II, resultó herido en su pierna izquierda y le fue amputada en la enfermería del barco en que servía, quedándose así cojo.
En 1707, durante la defensa de la Fortaleza de Santa Catalina, una bala de cañón impactó en un muro de piedra próximo a Blas, y una puntiaguda esquirla fue a parar a su ojo izquierdo dejándole tuerto.
En 1714, durante el segundo asedio de Barcelona, una bala de mosquete le impactó en su brazo derecho dejándoselo inútil y quedando manco.
Para entonces Blas era cojo, tuerto y manco y por ello se le apodó el «medio hombre».
Con esfuerzo todo puede conseguirse en esta vida.
#3 Fernando VII
Hay personas que no solamente tienen fea la parte exterior que se puede apreciar a simple vista. Este Rey Borbón de España, aparte de los rasgos poco agraciados característicos de la dinastía, ocultaba un horrible secreto.
¿Era tonto? ¿Malo?¿Cobarde?¿Mentiroso?
¡Sí!
Pero el secreto del que queremos hablar hoy es … chan chan chan… ¡su pene!
Pero como somos gente educada, simplemente transcribimos la descripción que hizo el escritor francés Merimée, que lo había observado con sus propios ojos, y horrorizado lo describía como “fino como una barra de lacre en la base, y tan gordo como el puño en su extremidad; además, tan largo como un taco de billar”.
Aterrador.
#2 Maria Luisa de Orleans
Por todos es conocida la feúra de Carlos II, de alias «el Hechizado». Pero ¿quién hechizó a esa adefésica criatura?… ¡Ajá! Lo habéis adivinado: la mismísima María Luisa de Orleans.
La Mari, como la llamaremos de ahora en adelante, fue reina consorte de España de 1679 a 1689, como esposa de Carlos II.
Maria Luisa ha venido a este ranking de feos a darnos a todos una lección de vida, su himno: «fea, sí… ¡pero simpática!». Pues aunque La Mari parece que fue una tía de dimensiones descomunales y de rasgos de belleza cuestionables, también era famosa por su alegría y simpatía, lo que la hacía muy querida por su familia, y por ello, en más de una ocasión, se convirtió en heredera de varias fortunas familiares.
Además, dicen que para Carlos, La Mari era un auténtico bellezón (aunque ella no pensaba lo mismo). Con el tiempo, acabaron cogiéndose gran cariño y formando un matrimonio feliz durante 10 años, que terminó con la muerte de ella por apendicitis 🥺
¿Qué debemos aprender de María Luisa? Que la cara no se entrena, pero siendo majete podemos amasar una gran fortuna (aunque no te asegura un marido guapo, lo sentimos).
#1 Claudio, Emperador de (b)Roma.
Claudio empezó mal desde pequeño. Su infancia no fue cosa fácil ya que no solo sufrió las burlas de la sociedad, sino también el menosprecio de su familia, que evitaba mostrarle en público. Su propia madre le consideraba un «aborto de hombre«, y su abuela ni tan siquiera le dirigía la palabra.
Pese a todo, Claudio no se vino abajo y siguió su propio Camino del Feo, complementando su feúra con una cojera y una tartamudez que hacía que se burlasen de él allá donde iba.
Quizás debido a que era el tonto del que todo el mundo se ríe, consiguió llegar a ser Senador y a sobrevivir a ello durante el periodo en que Calígula, que era el Emperador, practicaba con asiduidad uno de sus hobbies favoritos: matar a sus rivales políticos.
Y para rematar su carrera, logró llevar la frase «estar en el momento justo en el lugar indicado» a su máxima expresión cuando, después de un complot para asesinar a Calígula, le encontraron escondido tras una cortina y le nombraron Emperador.
Por si alguno no queda convencido de que Claudio es el Feo número 1 os daré un dato adicional que va a acabar de enamorar a los más escépticos: Claudio preparó un edicto por el cual se permitía a la población soltar ventosidades durante las comidas.
Hola. Soy yo, Feónido II, (por el primero mejor no preguntéis), vuestro escritor de poemas feos favorito. Creo que os debo una explicación, y he venido a darla.
¿Cómo creas tu impresionante estilo feo?
Todo empezó en el año 2006, un compañero de clase al que llamábamos Alf «El Patata», y que era repetidor, intercambió su disco de música favorito conmigo.
Yo le dejé mi disco original «Mago de Oz: Gaia». Era un álbum muy bonito estéticamente y de sonido Folk Rock bastante de moda en la época. Él, a cambio, me dio una copia pirata de un cd ultra cutre en el que sólo ponía «SFDK». Más tarde me enteré de que era el disco «2001 Odisea en el Lodo».
Seguro que podéis reíros al imaginar mi cara de ignorante adolescente cuando aquello empezó a sonar. Yo por aquel entonces no sabía ni que existía el rap, y la poesía más agresiva que había leído hasta entonces era el Oso Goloso de Gloria Fuertes.
«Tranquilo, un hombre no se hace en un día, pero en sólo un día, pueden ponerte el culo como una sandía»
-SFDK- 2001: Odisea en el Lodo
El oso goloso de peluda piel, el oso Goloso sólo come miel. El oso Goloso anda muy patoso, sólo come abejas, no temas al oso
El Oso Goloso, Gloria Fuertes.
A base de escuchar a aquellos sevillanos, acabé cogiéndoles cariño y descubrí que mi cerebro por sí solo iba pensando en palabras que rimasen con las de la conversación que mantenía con mis amigos.
La siguiente y última evolución fueron las clases de Lengua Castellana en las que me forzaron a leer los clásicos. El Cantar de Mío Cid, El Lazarillo de Tormes, El Buscón… reconozco que aquello ha marcado mi estilo de cierta manera. Y es que una vez que empiezas a leer castellano antiguo… es como cuando escuchas el acento murciano: no puedes evitar imitarlo.
Es por esto que mis poemas feos a veces tienen algún deje de castellano antiguo o en ocasiones imitan al pregonero.
«¿mamáaaaa por quéeee papáaaaa matóoooo al pregoneroooooo?» el chiste del niño tonto, un clásico
Queríamos hacer retratos muy feos de la gente, pero nos pareció que aquello merecía algo que les diese todavía un poco más de personalidad. Así que cuando hicimos la campaña de crowdfunding, a la pequeña Lionelis, encargada de innovación de fea, se le ocurrió esta desafortunada idea. Y así empecé a escribir poesía haciendo uso de mis ridículas facultades.
¿Cómo se escribe un poema feo?
Lo que vais a leer a continuación es totalmente serio. No en vano estudié Filología Hispánica en la Universidad Pontificia de la Vida.
Antes de nada quiero hablar de la rima. Siempre es una cancioncilla: cada verso rima con el siguiente, y cada dos versos cambia la rima. Siempre escribo así a no ser que por algún motivo quiera hacer algo diferente. Una vez hice un soneto, pero me parece que pierde parte de gracia y no es tan pegadizo.
«Se sacó un cutter de la manga y lo esgrimió, y me pinchó. Primo, apuñaló a este genio» -SFDK- Todo lo que Importa ft Fyahbwoy
El primer paso y fundamental, es leer la descripción de la víctima. Por eso es importante que os esforcéis en este paso, cuantos más datos y anécdotas nos mandéis de esa persona, más divertido y personalizado será el poema feo.
El segundo paso consiste en elegir de entre todos los datos que nos han facilitado. Para esta selección siempre sigo el criterio testicular, es decir, escojo lo que me sale de los cojones. Pero como suelen ser regalos de unos a otros, es interesante saber quién regala a quién, qué relación tienen, e intentar que salga una muestra de esto en lo que voy a escribir.
Tercer y último paso, intentar ser gracioso. No sale todos los días ni en todas las poesías feas, pero yo lo intento. Trato de que haya una parte en la que me meto con la persona a la que le escribo, e intento acabar el poema con algo que no sea flojo, ya sea una nota emocional, o graciosa.
Bueno, me voy que he quedao con mis amigos y nos vamos de fiesta. Mierda, me habéis pillado, será un plan de tranquis. Vale, es mentira, voy a ver una peli con mi novia. Bffff, no tengo ni amigos ni novia, voy a ver el puto Diario de Noah, solo, y sí, voy a llorar.
Pues sí, esbirros de mal. Tal y como dice el título: ser guapo es demasiado sencillo. Así que estamos hoy aquí para reivindicar lo nuestro. Y lo vuestro, claro. Lo feo.
Ser guapo es el equivalente de la Naturaleza a ser heredero al Trono. La vida va a resultarte fácil por algún tipo de suerte divina que no es fácil alcanzar a comprender.
Probablemente esta misma razón sea la que hace que el ser humano bello consiga relajarse y ser feliz desde que nace hasta que muere, sin tener que luchar ni pensar demasiado en cómo solucionar determinados problemas que sin embargo al feo le asaltan cada día.
Y es por este motivo por el que me parece a mí que poco avance, ni social ni tecnológico, puede producir la vida de un guapo.
Reflexionemos acerca de ello: alguien hermoso encontrará las cosas muy sencillas desde temprano: será esa persona a la que todo el mundo quiere tener cerca, las invitaciones a fiestas no cesarán, los amigos acudirán en auténticas hordas, la gente querrá verte, en ocasiones hasta el punto de llegar a pagar por tu presencia en determinados eventos. Y por supuesto, las parejas irán y vendrán al ritmo que decida marcarse.
Definitivamente. Ser guapo acaba atrofiando la mente y consumiendo el espíritu. Si todo llega por sí mismo servido en bandeja de plata, ¿acaso queda algún espacio para el esfuerzo? ¿la superación? ¿los desafíos?
En esto concuerdan tanto los Católicos como los franceses** (que no están muy católicos):
“Bienaventurados los Feos; porque de ellos es el Reino de los cielos”
Mateo 5:3
Voy a citar el principio de la navaja de Ockham: «en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable».
Hecho: No encuentras novia. Explicación: Eres feo.
Hecho: Me han echado del trabajo. Explicación: Por feo.
Hecho: No consigo ser feliz. Explicación: Acepta que eres feo.
A partir de esta última premisa debemos empezar a trabajar.
Si algo debe de saber el feo, es que la vía rápida desemboca en ideas estrafalarias que pese a que pueden tener cierto éxito en determinado momento, no te ayudarán a alcanzar la verdadera felicidad. Pongamos como ejemplo a una persona que no consigue ligar:
-Se me ha ocurrido una idea que flipas: me voy a comprar la mejor careta de la historia y saldré de fiesta en Halloween, seguro que así ligo. Y efectivamente, esa noche triunfas. Pero a la mañana siguiente…¡ay amigo! se acabó lo que se daba… y de vuelta a la dura realidad por haber intentado coger atajos.
NO, el feo que se reconoce como feo y lo acepta, es el feo que trabaja en sí mismo y se esfuerza. Se apunta al gimnasio, lee mucho, aprende a ser gracioso, a bailar… Y entonces llega su momento de gloria.
¿Albert Einstein? En el colegio era un estudiante mediocre y luego de repente espabiló. ¿Por qué? Pues se dio cuenta de que era feo… y se dijo a sí mismo: «mira Albertín, vamos a darle duro a la física porque si no…»
¿Ramón y Cajal? Además de a Medicina, se apuntó al gimnasio. Desde entonces, bien de pibitas. Y lo de el Premio Nobel, claro. ¿Lo veis?
En definitiva, que el feo se lo curra para salir adelante, y en su camino y como efecto colateral, consigue importantes avances para la humanidad. Ser guapo es pasarse la vida en modo fácil… pero sin gloria. Así que ya sabéis. Feos.
*Todas las citas marcadas con asteriscos han sido adecuadamente manipuladas para servir a nuestro (feo) propósito.
**Macron, no se enfade, es de bromi.
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